08 enero, 2010

Tus labios, Juliette.



Como me gustan tus labios, Juliette. Tan rojos, tan dulces, tan suaves. Tan perfectos, como tus piernas largas y estilizadas, como tus pechos, como toda tú. Me encanta que te los pintes, ¿sabes? Porque es como si me gritaran que te folle desesperadamente. Y yo los oigo y les hago caso, porque no te puedes llegar a imaginar como me gusta recorrer tu cuerpo con mis dedos, cubrir tus pechos enhiestos con mis manos y sentir como el placer sale por cada poro de tu piel.

Me pones hasta límites insospechables, Juliette. Y más ahora, sentada en ese sillón completamente desnuda y con un cigarro entre tus dedos.

Me levanto de la cama y me siento sobre ti. El cigarro se consume entre ambas bocas, y cuando se acaba, nos damos besos con sabor a nicotina. Pego tu piel sobre la mía y te escucho jadear en mi oído mientras arañas mi espalda.

Parecías una niña inocente cuando te conocí, con tu paraguas rosa, tus labios rosas y tu sonrisa de niña. Pero desde que estás conmigo, has cambiado el rosa por el rojo, ahora te dejas las bragas en casa cuando quedamos y ya no usas paraguas (sé que te pone que te miren por la calle mientras te mojas). Y aún así, sigues siendo mi niña mimada.

Me tomas entre tus manos y mientras me besas vas de arriba a bajo, ahogando mis gemidos con tus labios. Qué bien sabes lo que me gusta, pequeña Juliette. Y mientras tú me haces volar entre nubes de colores, yo meto un dedo dentro de tí y tú sueltas un pequeño gemido. Sonrío y meto otro, y luego otro más. Sé qué te encanta que te haga sufrir.

- Fóllame, Tomás -susuras, aferrándote a mi- Hazme el amor como nunca has hecho.

Y yo te hago caso y te follo dejándome la piel, porque no puedo decirte que no ha nada. Porque desde que apareciste en mi vida todo es mejor, y aunque solo nos veamos una vez a la semana y sea solo sexo, a mí ya me vale. Porque luego vienen caricias y besos que tú no tienes en cuenta y en mí cuentan mucho. Pensarás que soy un gilipollas y estoy enamorado hasta las trancas, pero no puedo remediarlo. ¿Quién podría no enamorarse de ti, Juliette?

Cuando el orgasmo chorrea por nuestras piernas y nos deja sin aliento, nos tumbamos en esa cama que tanto amor ha vivido y te duermes en mi pecho entre mimos y carantoñas. Y antes de quedarme dormido sé que, cuando me despierte, voy a echarte de menos.

10 comentarios:

  1. A esto si que lo llamo yo FRENESÍ DE SENTIMIENTOS!


    Uno de mis favoritos, sin duda :)

    ResponderEliminar
  2. Quiero un Tomás, intentaría ser como Juliette pero no sé que hace para tenerlo así!
    Me ecanta! Lindo blog!

    ResponderEliminar
  3. No había leído algo que me gustara tanto en no sé cuanto
    Me encanta, me encanta. Genial.

    ResponderEliminar
  4. Puff... Precioso...
    Y pobre Tomás, que por la mañana se dará cuenta de que la chica que ama ya no está.


    Te sigo *O*

    ResponderEliminar
  5. Siento que él sufrirá pero ¿por qué ella se ha vuelto más roja y fría?
    Buen manejo de sensualidad
    un beso

    ResponderEliminar
  6. Sucio, erótico a la par que romántico. Para esta entrada no sería suficiente "acaríciame". No, para esta haría falta un "fóllame" al estilo Juliette, aunque suene un poco porno... jaja.
    Un beso ;)

    ResponderEliminar
  7. Wow! Wow!!
    esta genial neta, normalemente nme darpia igual els exo entre un hombre y una mujer(spy gay jaja) pero en verdad em puso al cien como lo relatas, muy bueno

    ResponderEliminar
  8. ahi te dejo un caricia,
    va si vos queres :)

    ResponderEliminar
  9. Qué lindo blog!
    Justo me tocó firmar en el post más caliente XD
    Pero me gustó, leí varios textos :)

    ResponderEliminar

Acaríciame..