03 junio, 2010

A Paulette le gusta el colacao y hacer el amor.

Para muchos, un minuto puede pasar rápido. Para otros, demasiado lento. Paulette era de estas últimas, pero disfrutaba cada minuto cuando posaba para Jan, viéndole trazar líneas en un lienzo blanco, viendo como escrutaba cada uno de sus detalles, sintiéndose observada. Le encantaba posar para Jan, era una sensación que no podía explicarse con palabras. Se notaba en cada poro de su piel, en sus pupilas ligeramente dilatadas, en el brillo de esos ojos azul hielo, en su respiración acelerada…

Jan negó frenéticamente con la cabeza y murmuró por lo bajo:

- Demasiada ropa.

A Paulette se le escapó una risita ligera. Jan dejó el lienzo a un lado y se acercó a su pequeña modelo. Le acarició los brazos desnudos y mientras le provocaba un escalofrío, bajó sus manos hasta su cintura. Allí, cogió con rapidez el camisón que tapaba su cuerpo y se deshizo de él, tirándolo a un lado del estudio. Allí se quedó observando su cuerpo, libre de vello, blanco, perfecto. Podría haberse perdido en las constelaciones que formaban sus pecas en su espalda.

Paseó la yema de sus dedos por cada uno de los resquicios de su cuerpo, haciéndola estremecer, llenándose de su esencia. Paulette se mordía el labio inferior, borrando así su pintalabios rojo preferido, y deseaba con todas sus fuerzas que la besara de una vez.

Cuando Jan la miró a los ojos, no pudo contenerlo. Se abalanzó sobre sus labios y la devoró. Paulette le rodeó la cintura con las piernas y pegó su cuerpo al suyo para poder sentirle más cerca. Mientras sus respiraciones se aceleraban y los besos se volvían más lascivos, Paulette se deshizo de la ropa de Jan, rozándole la piel con las uñas y dejándole marcas de pintalabios en cada lugar de su cuerpo que la boca de ella tocaba. A los pocos minutos de seguir devorándose, Jan la puso contra la pared y la hizo suya, después de tantos meses de especular.

Se movían a un ritmo frenético, se comían con los ojos, se penetraban el alma. Jan apoyaba las manos en la pared deseando que esta se cayera, y cayeran los dos, y ella fuera para siempre y que para siempre no se acabara nunca. Juliette, sin embargo, se abrazaba a su cintura sin querer separarse, sin querer que eso durara para siempre, simplemente que durara un rato, y que ese rato fuese eterno.

Cuando dos gemidos rompieron todo el silencio hecho de susurros y jadeos, Jan la bajó al suelo y ella, poniéndose de puntillas, le besó los labios. Una vez, y otra, y después otra. Poquito a poquito. Hasta que una sonrisa les tiñó las pestañas.

Paulette se puso de nuevo el camisón, se pasó los dedos por su pelo pelirrojo y se giró para encontrarse con esos grandes ojos verdes.

- Jan… ¿quieres leche con colacao?

Él se limitó a ladear la cabeza y a sonreír: ella era lo más bonito que había visto en el mundo, lo único que sería capaz de dibujar.


11 comentarios:

  1. Preciosa entrada
    Nunca dejes de escribir asi..
    Un Beso :)

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  2. Jan, si aparece ese nombre ya no puedo ser objetiva (:

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  3. Que manera de hacer sentir a los lectores!!!!
    Es como si realmente estuvieramos frente a esos dos, que se unen de ahora a la eternidad!!!

    Fantático...
    Un beso!!!

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  4. Como no podría enamorarse de ella si es adorablee!
    Me encantaa!

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  5. Adooooro tu blog!!
    Tienes nueva seguidora ^^
    Un beso! =)

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  6. Encantador blog el tuyo un placer haberme pasado por tu espacio.

    Saludos y un abrazo.

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  7. joder, me ha encantado!
    sigue escribiendo así (:

    un beso! ^^

    pásate por el mio si quieres :)

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  8. te fue bien! me alegro kuki:P:P

    Xoxo

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  9. Me gusta Paulette y su mezcla con la leche con colacao :)

    Un beso, te sigo.

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