19 febrero, 2009

Habitación añil.


Habitación añil. Ella está sola. Se tumba en la cama y vuelve a imaginarle. Qué fácil es todo cuando él está en su mente... aunque él ocupa cada resquicio de su mente las 24 horas del día, incluso cuando ella duerme. Es de noche, tarde ya, pero ella no cierra los ojos aún. Recuerda su voz y se estremece. Luego sonríe. Empieza a preguntarse cosas sin sentido (o tal vez con mucho). ¿Qué siente él cuando ella le mira? ¿Es la mujer que él esperaba? ¿Se sabe cuántas veces se puede romper un corazón? ¿Cuánto sentido tiene la locura? ¿Merecen la pena los sentimientos? ¿Cuántas lágrimas caben en un canal? Una lágrima cae por su mejilla y cierra los ojos. Abraza la almohada fuertemente intentando encontrar algo de calor pero ese intento no sirve de nada... requiere de su presencia para ser completamente feliz. El amor.. quizás el amor es eso. Estremecerse cuando su piel roza la suya. Necesitar sus labios a cada momento del día, necesitar sentirse protegida entre sus brazos. Sentir esa explosión de sentimientos tan solo mirándole a los ojos. O tan solo sentir que su corazón palpita porqué él ha aparecido en su vida. Y ahora le echa de menos.. y se pregunta que estará pensando él, si también estará pensando en ella. Y se duerme, imaginándole a su lado, imaginando que sus piel acaricia cada resquicio de su cuerpo.. y sonríe porque sabe que eso pronto sucederá. Sonríe porque es feliz. Él la hace feliz...

1 comentario:

  1. y quizás necesitamos sentirnos tan llenos y buscamos nuestro amor verdadero.
    un beso.
    Por cierto me gusta mucho como escribes

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