11 agosto, 2009

Cinco segundos.


Hoy Elena se ha sorprendido a sí misma sentada en el suelo de una enorme biblioteca olvidada en mitad de la ciudad, rodeada de libros viejos y con uno entre sus manos, lleno de poemas sin sentido. O quizás con mucho. El goteo de una cañería rota no ha conseguido sacarla de sus pensamientos. Cada verso tenía una historia, un romance. Pobre soñador quién los escribió.. cuánto amor vivió.. Y cuánto dolor, a fin de cuentas.
Cuando Ángel se ha despertado esta mañana, su primer pensamiento ha sido ella. ¿Qué estará haciendo? ¿Se habrá despertado ya? ¿Estará pensando en mí? Se ha levantado, se ha despejado y ha desayunado. Qué pensamientos más estúpidos tiene uno cuando necesita besos.
Elena se ha conmovido con un poema. Mientras camina por las abarrotadas calles piensa en el último verso: y te mando un beso, y otro beso, y otro, y otro... ¿Y si Ángel le está mandando besos ahora mismo? Quién sabe.. Alomejor vuelan con esa suave brisa que corre, y se le están acomodando en las pestañas. Sonríe levemente y una lágrima se le escapa, pero pronto la atrapa con sus dedos y la hace desaparecer. Se sube al bus, se sienta al lado de una mujer con aspecto afable y mira por la ventana.
Ángel se viste rápido, se pone las zapatillas y sale a la calle. El sol impacta sobre su piel y le hace sentir bien. Mira el reloj de su móvil (no sin antes cotemplar la dulce cara de Elena en su pantalla) y sonríe. En cinco minutos la tendrá entre sus brazos. Sube la cuesta de su barrio, gira a la derecha y se apoya en la parada del bus. Tres minutos.
Elena se inquieta y mira el reloj. Dos minutos. Los suficientes para necesitarle mil veces más.
Ángel cierra los ojos y respira la gente que pasa por su lado. Treinta segundos. Después de estos treinta segundos todo recuperará su sentido.

Elena nota como el bus se para y mira por la ventana. Ahí está él, con los ojos cerrados, igual de guapo que de costumbre. Sonríe, se despide de su acompañante y baja del bus casi corriendo, casi tropezando. Se echa encima de sus brazos, abrazándole, y aspira su olor. Nota como él sonríe y le rodea la cintura con sus brazos. Luego, hunde su nariz entre su largo pelo negro y suspira.
- Has llegado cinco segundos antes.
- Lo sé -sonríe, aniñada- Te echaba de menos.

6 comentarios:

  1. me encanta, es realente genial (L)

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  2. Y esos cinco segundos, hicieron a todo mucho más mágico...

    Un beso!

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  3. He tardado menos de 30 segundos en leer el texto y Elena y Ángel ya me han enamorado a mi también :$
    Buen blog, te sigo (:

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  4. Sentía que me enamoraba de nuevo, Gracias claudia.

    Soy Lenda que tuve que empezar de cero pues me borraron la cuenta del gmail.

    Un beso.

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  5. Es único. El principio me encanta, porque me imagino la estampa y me fascina... y el final me hace sonreír,es tierno.
    :) Sí, señorita, sí. :)
    Que tal todo?
    Muchos besos preciosa!

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  6. Cara bonita, mira a ver si te gusta la entrada de hoy! Caliente es... ;)
    Muchos besos preciosa y actualiza que tengo ganas de leerte! :)

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